lunes, 21 de marzo de 2016

Cuenta

Cuéntame, amigo...
si un día, después de aplacadas vueltas por los pasillos oníricos
te levantas y tu lengua no funciona.
Cuéntame, dime, amigo mío...
si un día te levantas y no tienes que decir nada,
si un día te despiertas y no tienes para decir nada,
si al abrir tus ojos tus gritos se han quedado vacíos
y tus ojos tienen la profundidad de tus cuencas.

¿Qué harás?
¿qué mundo te quedará por vivir sin una palabra que dar?

Tu No palabra habrá succionado tu pensamiento,
y tu voz quedará en la Nada de los nichos
más hambrientos.

Cuenta, cuenta, amigo mío...
y no tengas miedo, que tienes el tintero lleno.
Cuenta qué harás si un día despiertas y se te han terminado las palabras,
si se te han muerto antes que el cerebro.
Dime, dímelo.
Que no huele la palabra muerta:
pero sí que se escucha rancia.

jueves, 21 de enero de 2016

El instante de una palabra

El instante de unas palabras,
unas palabras que caen como gotas,
que caen como gotas y así son efímeras.
Brillante milagro que cae sobre la esperanza,
azules pinturas, desde la más alta nube de sus dedos.
Ese instante que se presenta con un sonido hueco,
como un golpe, y que así golpea;
ese instante como un destello,
un destello y un sonido sin instrumento,
a donde los sentidos corren como la ira
o el corazón en su sabido límite;
ese instante en que espera la espera,
y la esperanza quiere tocar su horizonte.

En ese instante...
tal vez las aves no vienen pero viene mi sonrisa,
tal vez no viene el amanecer pero mis ojos se iluminan,
tal vez el mundo no se mueva pero muerde mi alegría.

Pero ese instante de unas palabras,
unas palabras que caen como gotas,
que caen como gotas y así son efímeras,
ese instante, ese instante termina:
y la entraña ya se reconoce.

Y mi alegría...
mi alegría se esconde en su voz.
Y las palabras...
las palabras se alejan como el milagro.
Y la espera...
la espera vuelve con la esperanza agarrada de la mano.

viernes, 27 de noviembre de 2015

De donde voy

En estos dos últimos años he dedicado a la lectura de poesía una gran cuota de tiempo. Yo en mi vida siempre había dicho que me gustaba leer, cuando empecé a leer de verdad me di cuenta que era una persona muy mentirosa. Yo creo que empecé a leer porque me di cuenta de lo que podía llegar a significar, lo que podía llegar a albergar. Siempre tenía en mi cabeza la idea de la tristeza y la amargura, y empecé a leer con la idea de encontrar escritores que me supieran acompañar. Tuve suerte.
La lectura de poesía llegó meses más tarde. Al principio me concentré en leer novelas: leí rápidamente novelas de Hesse, de Dostoievsky y de Balzac... y recordando con nostalgia los tiempos en los que escribía poesía para mi amada caí en la cuenta de que yo había leído muy poca poesía en mi vida, y que ese era un buen momento para comenzar a hacerlo. Fuí a la biblioteca de mi escuela y saqué "Libro de poemas" de Federico García Lorca. Que desdicha al darme cuenta todo lo que había ignorado los quince años que pensaban en mi espalda... que dicha haberme topado con la maravillosa y triste mirada de los ojos de un Federico joven, de un Federico adolescente. Pasé fugazmente por poetas de cósmica talla, los cuales he nombrado repetidas veces, pero cabe señalar la lectura de Jorge Guillén y de Vicente Aleixandre, los cuales me abrieron un amplio panorama en el lenguaje que se puede emplear en un poema.
Siempre he sido una persona con gran interés por tener idea de las cosas y rápidamente me hice con nombres de muchos poetas, de muchas corrientes, de épocas y de conceptos poéticos. Quedé especialmente embelesado por el Surrealismo y la Poesía pura, así como por el hermetismo de Lezama Lima, César Vallejo y Góngora. Últimamente me topé con la generación de los novísimos, y estos me abrieron un panorama de lo que se puede decir en un poema, de las temáticas, pero sobretodo me expandió el panorama de las palabras que se pueden decir en un poema. He aquí un ejemplo de Leopoldo María Panero:

Sueño de una noche de verano

Los hombres del Viet son tan hermosos cuando mueren.
El agua del río, lamiendo sus piernas, hacía más sexual
su ruina.
               Luego vinieron las Grandes Lluvias, buscando
la vagina hambrienta de la selva, y todo lo
                                                                         borraron.

Quedó sólo en los labios la sed e la batalla, para nada,
como baba que cae de la boca sin cerebro.
                                                                          Hoy
que en el lecho sin árboles ni hojas
con tu lengua deshojas el árbol de mi sexo
y cae toda la noche el semen como lluvia
y cae toda la noche el semen como lluvia, dime
besando suavemente el túnel de mi ano
cueva de la anaconda que aún me marca
los ritmos de la vida, qué era, qué es
qué es un cadáver.

El uso de la palabra "semen", "ano"... me trastornó mucho. Lo encontré atrevido, asqueroso, tal vez profanador de la poesía. Lo que me sorprendió es que al leer mis poemas me haya topado con que tenían palabras que no eran de las que "aceptaba". Leer poesía con conciencia de que es una poesía ya hecha y ya desarrollada te da la oportunidad mental de optar por algo nuevo, intentado evitar la influencia directa y el parecido impulsivo.
Sin duda lo realmente revolucionario de la poesía en la temática. La poesía se revoluciona a medida que el mundo se desarrolla. Ahora yo podría escribir un poema acerca de computadoras e Internet, como en su momento pudieron los Novísimos escribir acerca de películas. Pero pensando he querido ser un tanto más personal en ese aspecto.

No quiero una poesía hermética, quiero una poesía me venga de donde yo voy.

lunes, 23 de noviembre de 2015

En un lugar al que me han llevado o me han dejado

Cuando dijiste adiós te vi acompañando a Caronte. Y he de decir que lo que más me ha sorprendido de este lugar es lo poco que se parece a lo que nos hemos imaginado. No hay fuego, ni calor, yo solo veo ausencia.
Yo aún te busco entre grandes llamas de ausencia. A veces nuestras miradas se cruzan y en tu mirada se ve un sufrimiento -yo no estoy en el-, yo intento sonreírte pero tu me respondes con asco y desprecio y yo deseo con egoísmo que sientas mi amor y tu ausencia sabiendo que es mi dolor. Pero no creas que siempre te busco, no. Yo en realidad estoy aquí muerto, resignado -¿existe esperanza en una muerte?-, esperando ver tu mirada ya muerta, unos zafiros sueltos.
Yo no te quiero: yo te requiero. Y espero que no sean unos ojos lo que vea, sino unas largas manos que me saquen a la vida, porque quererte y que me correspondas sería que estuvieras aquí, a mi lado, abajo.
Estoy cerca del olvido, en el silencio. En el lugar que dejas tu cuando te vas. Y me he dado cuenta que yo no te he perdido. No, no te he perdido: yo te he encontrado lejos.

martes, 27 de octubre de 2015

Desde la soledad

El día de ayer, 24 de octubre del 2015, falleció el poeta y teórico español Carlos Bousoño, que fue además el miembro más antiguo de la RAE hasta ayer.
Conocí esta noticia gracias a la cuenta en Twitter de la RAE e inmediatamente me informé sobre su obra y su vida, ya que hasta ayer no lo conocía. También busqué su obra poética y me tope con bellos poemas de corte sentimental y emotivo, los cuales me cautivaron.
Dejaré este poema llamado "Desde la soledad" para que puedan disfrutar de una parte de la gran calidad de este gran poeta. Que lo disfruten.

Desde la soledad
Desde aquí, solitario, sin ti, te escribo ahora.
Estoy sin ti y tu vida de mi vivir se adueña.
Yo quisiera decirte que en mi pupila mora
tu figurita tan leve como la luz pequeña.

Nunca supe decirte cómo tu amor es mío,
cómo yo no he mirado la realidad por verte,
y cómo al contemplarte yo me sentí vacío,
y cuánto yo he querido ser para merecerte.

Y cuánto yo he querido ser alcanzar, porque fuese
tu mirada orgullosa de haberme amado un día;
de haberse detenido sobre mí, sobre ese
corazón tan menudo que nadie lo veía.

Corazón tan menudo que tanto has conocido
en su mínimo acento que tu presencia nombra,
y que es dentro del pecho como un leve quejido,
como una mano leve que arañase una sombra.

viernes, 23 de octubre de 2015

Pálpito calmo

Pálpito calmo
"No en todas las venidas del oscuro
se siente el frío de la ausencia del aliento.
No siempre el pálpito tiene tantas ganas
y hay otros ritmos en ingenua polifonía.

Porque mirar a lo oscuro solo da la incertidumbre
De lo que seguro existe con el manto claro.

En esta oscuridad siento el frío,
que no es mudo como ayer lo era.
En esta oscuridad siento el pálpito eterno
calmo trayendo aquel aliento que humedece
sádico herida y pasado."

He de admitir que no me da miedo el pálpito calmo. A mi me da miedo el pálpito que cumple con normalidad su tarea.

domingo, 11 de octubre de 2015

Voy a hablar de la esperanza

"Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Ya no me duelo ahora como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente.

Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué ha nacido este dolor, por sí mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si hubiera muerto mi novia, mi dolor sería igual. Si me hubieran cortado el cuello de raíz, mi dolor sería igual. Si la vida fuese, en fin, de otro modo, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro solamente.

Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo el enamorado. ¡Qué sangre la suya más engendrada, para la mía sin fuente ni consumo!

Yo creía hasta ahora que todas las cosas de universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy no es padre ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho para amanecer y si lo pusieses en la estancia oscura, no daría luz y si lo pusiesen en una estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente."

"Voy a hablar de la esperanza" de "Poemas en prosa" de César Vallejo